Wednesday, June 02, 2010

Kiai

Dedicado a Luis Álvarez.



En una noche hélida de cara opaca y escamosa, teñida por el olor a puerto, marejada y pasado que está lejos... tenía el corazón perturbado, el caminar recogido y la rutina encajada: me habían dejado con la cita perdida y planeaba que hacer con ese tiempo abierto a las posibilidades pero que en el momento no se me ocurría ninguna. Un paso y otro paso entre los charcos de pescado podrido y los perros dormidos, abrigándose unos a otros y yo con frío... mi mente sólo buscaba música, un rastro de vida que fuera algo más que esta calle marchita; cuando entre el enrejado maltrecho de un edificio gastado... alguien grita, grita como si los demonios emergieran de su estómago para verterlos en la boca de otro del cual solo quiere destrucción, el exhalar de una pantera protectora que salía de la ventana, llamándome. Me acerqué temeroso de no ver la muerte en escena o el dolor de alguien a quien no pueda proteger... y estaba esta mujer, mujer pequeña diría yo, delgada, algo achinada con un rostro sudoroso, pero fijo y concentrado... su vestimenta era de otro tiempo... una hakama que la hacía ver pálida como la luna y que se prolongaba en sus pies descalzos pero dispuestos... una armadura que era negra y azulada.. el pelo tapaba su rostro, mas su mirada era fría y serena, como concentrada en ese momento de la vida en que el miedo no tiene cabida, el pensamiento muere como en la caída de una flor de cerezo para darle el paso a la pasión, al espíritu... Su espalda recta y proyectada hasta el metatarso... parecía una esfinge contenida... retuve el aliento... el grito de un tigre no puede salir de ese cuerpo tan pequeño y fragil... ella seguía con la mirada fija hacia un hombre que la esperaba, con su semblante templado, seduciéndola con el shinai apuntando a su garganta y el sudor en su frente, en una frente que no piensa... siente. Entonces un parpadeo... entre los brazos extendidos, las muñecas relajadas y después apretadas, las caderas extendidas, el cuerpo hacia adelante y el grito de fondo... en esos movimientos que no van más allá de un minuto, los cuerpos pasan... imagino que en una situación real alguno habría muerto... pero no entiendo más allá de lo que conozco; sigo expectante con la niña que expulsa su rabia en un grito y se deja llevar como una pluma posándose asesina sobre el otro cuerpo, desafiando a la espada a matarla, antes de que ella lo haga... No... sonrie, es una mujer con mirada de niña... se rie como si lo anterior no fuera nada, su rostro iluminado cambia mi semblante y me dan ganas de conocerla... pero yo estaba del otro lado, de la noche hélida y el piso olor a podrido, sólo me consuela saber que pude encontrar, al otro lado de una ventana, alguien que vive fuera del frío invierno... bañada en su propio fuego.

1 comment:

Luis Guillermo said...

la magia del momento quedó plasmada entre el la tierra yerma y el calido sol de la fuerza adquirida necesaria para respirar

soy un pirata que acaba de conseguir un motin;valioso y extraño, una puerta abierta a la historia, tal y como pirata mataré a mi mejores hombres para que lo protejan del peor enemigo de los poetas, el olvido.