Algunas veces... cuando mi boca sueña tocar la tuya, pienso que somos bestias salvajes tragándonos el dolor...
Algunas veces... la lluvia cae por mi ventana y creo que a esas aguas... nosotros pertenecimos,
Siempre... cuando cierro los sueños y dejo posar las lágrimas en mis mejillas, un filo atraviesa mi corazón... calmándolo porque es el consuelo que nosotros en algún momento, como esta agua que nos baña cada invierno, fuimos uno, pero ahora, debemos dispersarnos para proveer de vida a quienes nos rodean.
Soy tu vaina y tu mi espada...
atravesemos el cadalzo y volveremos a esa paz del renacer.
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