¿Dónde están esos ojos negros, de lobo espartano...
de mongol desenfrenado...
de apasionado... apasionado...?
Somos fuego que en el grito vierte la fuerza pegada al hachimaki
como extraño tus manos... la presión que en el bambú, la extensión de nuestro espíritu...
se posaba tu cuerpo... en lo interno el destelleno negro que me protege.
Somos fuego... pero cuando odiamos somos hielo...
una piedra destructora del débil e indolente del fuerte...
buscamos al valiente, al luchador y poderoso... pero pecamos de lo que no creemos no entendemos... y lo que no entendemos no queremos...
no me entiendes...
no dejes de quererme...
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