"Autorretrato"
Me aburre el tener que dar tanto detalle concreto sobre una maldita iconoclasta irreverente, aún así hasta para mover un dedo hago una barroquización del facto. Si me describo digo de inmediato, con la naricita por lo alto, que soy como un bastidor amarillo con relieves orientales dándole a la forma a este rostro, la apariencia de una Mona Lisa con la sonrisa corrida. Una piel anémica, con el lunar de la modelo Cindy hacen juego entrópico esta la nariz pequeña y añatada, de perfil menudo, junto con los labios, dentro de lo normal en su voluptuosidad, constantemente mordidos y carnosos; los ojos cafés (son dos por si acaso) oscuros (casi noctámbulos) que se mofan ante el público, con la ilusión de negrura nocturna al no comprender los bordes de iris y pupila porque ya se hicieron “más que amigos”. Ellos son los delatores de mis constantes sinsabores y que siempre he enfrentado con una pedantería insoportable, como tomarse la copa de vino con el cristal quebrado, y de paso me río frívolamente: nothing really matters.
Tengo las proporciones equilibradas en el cuerpo, nunca las ideales, pero sí las apropiadas para una fémina chilena con un puntito de inteligencia por sobre los mortales, nunca una afrodita bajada de la Eleusis, pero sí me defiendo. Esa “equilibrada distribución” se tomó, lo que le hizo falta de la correspondencia, del sube y baja de la idea; una especie de mentalidad que tiene una pata dentro del manicomio y la otra dentro de los marginados ante la mayoría. A esto se le suma que cuando se aproxima una datación a lo que oculta mi rostro, face to face, con lentes negros de carey y pañoleta roja en cuello, se descubre que nací a los quince años con ayuda de un profe buena onda que quiso darle cerebro a las mujeres para que se defiendan (de ahí se me conoce como “hija de Alex”) y por cansancio terminé dándome cuenta, achacándome, y llegando a esta progresión donde de dos en dos fui envejeciendo veinte; pero que ya a mis supuestos diecinueve el cabello negro de bucles, parecidos a los de una muñeca de porcelana proleta, no presentan ningún habitante blanco y tampoco “la plaza” de la testera intelectualoide se encuentra sin habitantes.
Finalmente, mis manos son huesudas, delatando mi herencia de artista con ancestros fracasados que se vendieron a un sistema capitalista que los llevó a ser dueños de empresas y a mí a sesiones de psicólogos por la traumatizante masturbación monetaria.
Mis dientes, cuando logra producirse esa alineación astral que lleva a la mística fuerza que logra vencer mi acostumbrada seriedad y hace que esboce una sonrisa, son blancos presentables y derechitos en su anarquista ideología. Todo esto lo cubre la finitud de un contorno facial, cincelado por demasiadas experiencias para un mortal con aspiración a demonio, medio circular con linda perita, pero que en su conjunto representa el microcosmos de lo caótico y lo pasional dentro de piel y huesos, ni muy alta ni muy baja… todo dentro de esta cáscara que se dice humana, mas, para mí… pura mierda con plumas.
Mademoiselle Sophie
3 comments:
Jaja buena todo un Clasico
mmm: Virginia Wolf,Lemebel, Nietzche, Rimbaud, Picasso?
También Konstantinos Kavafis, Federico García Lorca (mi amor platónico de la literatura), Safo, Cervantes...
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