Wednesday, August 09, 2006

El Muerto Imperfecto

A los muertos que de vivos se la pasaron cagando y comiendo
A los vivos que los lloran porque saben que sin la línea de recuerdos familiares…
los sin impronta desaparecen: ni para carroña sirven.

Se busca a un muerto viviente:
se me perdió en un bar o en otro…
entre risas alineadas comiendo naranjas fermentadas
responde cuando le dices lesbiana…
me acuerdo por unas cuatros ocasiones donde lo besé siendo que éramos hermanas…
también responde a reclamos comunistas…
que a ni Lemebel le respondieron.

A veces llora por las noches, por amores poco trabajados…
se habrá equivocado sus mil veces en cual era su “mejor partido”…
ahora “guevea y guevea” y anda sin rumbo.

Se me perdió un eterno errante…

Se me metió la idea de perdonarlo…
Pero en esta historia no hay hijos pródigos a quien redimir.

Lo conocí siendo también un cadáver exquicito…
esperanzado…
indómito…
con la guadaña en el cuello porque de tanto saltar ya veía la muerte que iba a tropezar…
y así lo hice: casi me muero,
pero con “mi hermana” nunca hubieron miedos,
si me prometió irnos de viaje sin regreso a los castillos en las nubes,
que ni los mejores compositores pudieron dibujar,
hablábamos en algún mirador de Valparaíso…
con su cabello sucio,
pearcings artesanales,
mutilaciones fallidas y en proceso de cicatrización,
zapatillas rotas pero con costuras de lentejuelas;
yo una blusa negra, con mi escote pronunciado
hacíamos alardes de nuestra marginalidad: como si eso nos hiciera especiales.

La última vez que lo vi, se estaba despidiendo del mundo,
porque como dicen algunos “me despido” sonó más a lloriqueo de mimado que se aburrió de vivir de lo mismo
y prefirió vivir de lo mismo de lo otro,
yo por ello habré llorado sus cuantas noches,
confundiendo sensaciones…
recordando sus vómitos de sangre que tuve siempre que cuidar,
nunca lo amé más que mi hermana porque no deseaba meterme tan profundo en su mente…
no quería que el pesimismo se me pegara.

Con unos cuatro pianos, toqué la sinfonía de su claro de Luna:
Do y te doy el sonido más bajo donde te entierro con teclas blancas,
Re para no repetir el juego, que ahora estoy en paz,
Mi: olvídate de la pertenencia, en ello no trabaja la ternura,
Fa: como el Miércoles… crees que lo mejor sucederá al final,
Sol: lo que nunca entre nosotros se elevó,
La: sin comentarios,
Si: creo que de eso no se trata el estigma del perórata,
Do: No habrá retorno.
una despedida melodiosa,
con mi boca roja de tanto morderla por evitar mirar atrás…
Ahora soy el canto del muerto viviente…
sola, como siempre, o como antes…
de todas formas seguiré con el juego del mimo: el que copia y critica en silencio.

Mademoiselle Sophie

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