Era un día de primavera, pero como todo periodo de cambios cósmicos el sol hizo un descanso y dejo reposando un día otoñal, con viento suave y nubes grises; aún así los estudiantes decidieron celebrar en el jardín aledaño al edificio central. Todos estaban con sus abrigos descontextualizados, desclimatizados y un poco sobre cromáticos para el grisáceo paisaje, pero conversaban con la seriedad que sólo un intelectual puede darles a risotadas críticas, soluciones efectivas pero que la mayoría de las veces no son escuchadas por quienes deciden las soluciones. Ese día me llamó la atención una chica, la única con una tenida primaveral haciendo un frio considerable, tenía una sonrisa y unos ojos negros que se iban en una alegria incontenible; nunca me había percatado de su presencia, era como si en ese jardín se camuflara con las flores y los pájaros danzantes, con su silencio observador y su coquetería de niña que en verdad lleva sus años siendo mujer.
- Hola.
- Hola!- me dijo manteniendo la sonrisa pero luego apartando la mirada hacia el cielo.
- Disculpa que te moleste pero tengo una duda, ¿te gustan los días nublados?.
- Mmmmm... no mucho la verdad, prefiero los días soleados, especialmente primaverales- no aparto su mirada a una mariposa posándose en una flor.
- Entonces, ¿por qué estás tan feliz?.
- ¿Y por qué no?.
- ¿Tienes frío?.
- Si.
- ¿Entonces? ¿Al menos no deberías sentir incomodidad?.
- La incomodidad al igual que los problemas son situaciones temporales, la felicidad es algo pleno que reside en nuestro corazón y podemos sentirla cuando queramos. Además la incomodidad hace sentir que el cuerpo aún siente.
- ¿Por qué eres feliz?.
- ¿Y por qué no? - En eso ella notó mi rostro de insatisfacción ante su reiterada respuesta - Soy feliz porque soy afortunada, piensalo así... soy una sobrevivente, soy un espermio entre miles que sobrevivio y se hizo carne, soy una de las pocas que tuvo la suerte de tener padres amorosos... soy una de las pocas de tener una situación económica aceptable para tener un estandar de vida cómoda, soy una de las aún menos que estudio lo que quiere y tiene un posgrado a una edad joven, soy una de las aún menos que sabe que dios está en todas partes pero principalmente en mi, soy una de las mucho menos que un día al igual que otros en edad adulta que despertó su consciencia y sabe que existe algo más allá que supera este nivel de consciencia, soy aún más afortunada al saber que los seres humanos tenemos el poder del amor que lo vence todo y nos da poderes que no somos capaces de comprender... soy feliz porque se que la pena o la tristeza no es inexistencia de felicidad sino sólo ausencia, así que es cosa de llamarla para que vuelva a ser mi acompañante. Soy feliz porque tengo la capacidad de amarme y de amar... soy feliz porque no necesito más que el amor para saber que en todo existe la belleza.
Al terminar su discurso no sabía si sentirme sobrecojido, indignado... la cuestión es que dentro de ese círculo de intelectuales que me llenaban de incorfomidades sobre la política, la historia, la religión, etc. yo era infinitamente egoísta por no apreciar el trabajo que alguien realizó en dejar estas flores hermosas, en que cada suspiro es un brillo de esperanza y que al fin y al cabo el criticar sin solución no es más que palabrería para pasar el rato, una catarata de veneno que sólo contamina al mundo y al final a los seres humanos... Iba a decir algo, cuando esa chica volvió a desvanecerse entre la multitud de compañeros, su simplicidad la hizo invisible para los que allí conversaban pero para mi la hizo eterna como el oleaje en la playa que puedo ver en el horizonte.
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