Sunday, November 21, 2010

Estado

Recuerdo hace años... cuando el sol tocaba tus manos que jugaban a rozarse con las rosas blancas, explicádome los cantos de los pájaros, el misterio de un nuevo nido y yo cobijándose en la ilusión de que al propiciar encuentros la conexión sería física no sólo espiritual. No sabía cuántos años pasarían... envejecí y ahora te veo como caballero de plata, hombre de bien y de respeto pero cansando como mi lengua al beber tantos años leche y ahora sólo sabe de agua.
No sé por qué te recuerdo ahora, si lo que experimento no es igual ni en tiempo ni en individuo; su amabilidad me apasiona pero me mata por dentro, aunque la verdad prefiero su buena existencia a nunca haber sabido de su presencia.
Tengo tanta pena y debería ser tan feliz, pero la verdad esta infinita insatisfacción hace que nazca el egoísmo del incorformista... Grandes espíritus, llénenme de la paz que necesito y no la alienación que a veces siento lograr...
A pesar de todo él me parece bueno, perfecto para mí pero él decidió serlo para otra... Las estrellas bailan en sus avisos de que la noche me cubre con su presencia. Mis labios siguen rojos, mi cuerpo se sume en un hélido viento, invitándome a la captura de un calor olvidado. Las pisadas desaparecen como el fragor de esa batalla perdida. Ya no quedan lágrimas porque no estás muerto, sigues más vivo que nunca y yo al menos con el consuelo de que la decisión que tomé te dará una vida más plena y feliz.

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