Sunday, November 21, 2010

Estado

Recuerdo hace años... cuando el sol tocaba tus manos que jugaban a rozarse con las rosas blancas, explicádome los cantos de los pájaros, el misterio de un nuevo nido y yo cobijándose en la ilusión de que al propiciar encuentros la conexión sería física no sólo espiritual. No sabía cuántos años pasarían... envejecí y ahora te veo como caballero de plata, hombre de bien y de respeto pero cansando como mi lengua al beber tantos años leche y ahora sólo sabe de agua.
No sé por qué te recuerdo ahora, si lo que experimento no es igual ni en tiempo ni en individuo; su amabilidad me apasiona pero me mata por dentro, aunque la verdad prefiero su buena existencia a nunca haber sabido de su presencia.
Tengo tanta pena y debería ser tan feliz, pero la verdad esta infinita insatisfacción hace que nazca el egoísmo del incorformista... Grandes espíritus, llénenme de la paz que necesito y no la alienación que a veces siento lograr...
A pesar de todo él me parece bueno, perfecto para mí pero él decidió serlo para otra... Las estrellas bailan en sus avisos de que la noche me cubre con su presencia. Mis labios siguen rojos, mi cuerpo se sume en un hélido viento, invitándome a la captura de un calor olvidado. Las pisadas desaparecen como el fragor de esa batalla perdida. Ya no quedan lágrimas porque no estás muerto, sigues más vivo que nunca y yo al menos con el consuelo de que la decisión que tomé te dará una vida más plena y feliz.

Sunday, November 07, 2010

¿Por qué ser infeliz?

Era un día de primavera, pero como todo periodo de cambios cósmicos el sol hizo un descanso y dejo reposando un día otoñal, con viento suave y nubes grises; aún así los estudiantes decidieron celebrar en el jardín aledaño al edificio central. Todos estaban con sus abrigos descontextualizados, desclimatizados y un poco sobre cromáticos para el grisáceo paisaje, pero conversaban con la seriedad que sólo un intelectual puede darles a risotadas críticas, soluciones efectivas pero que la mayoría de las veces no son escuchadas por quienes deciden las soluciones. Ese día me llamó la atención una chica, la única con una tenida primaveral haciendo un frio considerable, tenía una sonrisa y unos ojos negros que se iban en una alegria incontenible; nunca me había percatado de su presencia, era como si en ese jardín se camuflara con las flores y los pájaros danzantes, con su silencio observador y su coquetería de niña que en verdad lleva sus años siendo mujer.
- Hola.
- Hola!- me dijo manteniendo la sonrisa pero luego apartando la mirada hacia el cielo.
- Disculpa que te moleste pero tengo una duda, ¿te gustan los días nublados?.
- Mmmmm... no mucho la verdad, prefiero los días soleados, especialmente primaverales- no aparto su mirada a una mariposa posándose en una flor.
- Entonces, ¿por qué estás tan feliz?.
- ¿Y por qué no?.
- ¿Tienes frío?.
- Si.
- ¿Entonces? ¿Al menos no deberías sentir incomodidad?.
- La incomodidad al igual que los problemas son situaciones temporales, la felicidad es algo pleno que reside en nuestro corazón y podemos sentirla cuando queramos. Además la incomodidad hace sentir que el cuerpo aún siente.
- ¿Por qué eres feliz?.
- ¿Y por qué no? - En eso ella notó mi rostro de insatisfacción ante su reiterada respuesta - Soy feliz porque soy afortunada, piensalo así... soy una sobrevivente, soy un espermio entre miles que sobrevivio y se hizo carne, soy una de las pocas que tuvo la suerte de tener padres amorosos... soy una de las pocas de tener una situación económica aceptable para tener un estandar de vida cómoda, soy una de las aún menos que estudio lo que quiere y tiene un posgrado a una edad joven, soy una de las aún menos que sabe que dios está en todas partes pero principalmente en mi, soy una de las mucho menos que un día al igual que otros en edad adulta que despertó su consciencia y sabe que existe algo más allá que supera este nivel de consciencia, soy aún más afortunada al saber que los seres humanos tenemos el poder del amor que lo vence todo y nos da poderes que no somos capaces de comprender... soy feliz porque se que la pena o la tristeza no es inexistencia de felicidad sino sólo ausencia, así que es cosa de llamarla para que vuelva a ser mi acompañante. Soy feliz porque tengo la capacidad de amarme y de amar... soy feliz porque no necesito más que el amor para saber que en todo existe la belleza.
Al terminar su discurso no sabía si sentirme sobrecojido, indignado... la cuestión es que dentro de ese círculo de intelectuales que me llenaban de incorfomidades sobre la política, la historia, la religión, etc. yo era infinitamente egoísta por no apreciar el trabajo que alguien realizó en dejar estas flores hermosas, en que cada suspiro es un brillo de esperanza y que al fin y al cabo el criticar sin solución no es más que palabrería para pasar el rato, una catarata de veneno que sólo contamina al mundo y al final a los seres humanos... Iba a decir algo, cuando esa chica volvió a desvanecerse entre la multitud de compañeros, su simplicidad la hizo invisible para los que allí conversaban pero para mi la hizo eterna como el oleaje en la playa que puedo ver en el horizonte.

Thursday, November 04, 2010

Sueño I

El mar siempre ha sido mi mensajero, sus oleajes son manifestaciones del estado de ánimo de los astros; llaman mi atención como a los moluscos con su azote salino, sus piedritas cosquilleantes, su tensión superficial que engaña prometiendo soporte pero termina siendo profundidad absoluta. Las olas hoy están intranquilas, me sacan de esa meditación consciente que siempre realizo al atardecer... Mi madre aparece en la escena, me pide ir a un supermercado cualquiera; con un subterráneo amplio... afuera el manto de la noche lo cubre artificialmente ya que la luna anda escondida y los rostros siguen iluminados. Miro a los cielos y el miedo me invade, pero no por la ignorancia sino por el conocimiento de lo que pronto se vendría... Mi madre cubre su boca con una mano de silencio, busca con su cuerpo el calor del mío que siempre la protege como si ella fuera mi hija y yo su madre. Unos hombres en una puerta no permiten la entrada, la lluvia cae, la tierra se mueve... la gente no puede salvarse. Esos hombres no dejan la pasada a los condenados, yo tomo de la mano a mi madre e ingreso, voy con la decisión de matar si es necesario para cruzar esa puerta... pero los hombres me conocen o les soy indiferentes porque me dejar seguir mi camino... viendo hacia atrás noto como los demas hombres desaparecen bajo el manto de mar. Dentro del edificio las luces siguen encendidas... una persona me nombra dos ciudades conocidas que serán barridas por el agua, yo me sobresalto... no por la noticia sino al notar por un ventanal que un familiar mio sale disparado desde un auto al mar... Mi cuerpo astral se traslada a dicha playa, me acerco y ella va saliendo, me saluda... le indico que vaya a cierta ciudad y yo a la otra... nos desvanecemos... En una micro un hombre descontrolado parece ciego ante la muerta en esa ola que nos cubrirá con sus tres pisos de alto... Impresiona ante mis ojos la belleza de esa ola, tan cristalina y purificadora, su olor golpea mi nariz juguetona, invitandome a una muerte rápida... como los bañistas que están a lo lejos y son arrastrados a esas fauces que ellos sospechaban que existía, pero que nunca se atrevieron a aceptar... El dueño del bus no quiere parar, mi amenaza de golpearlo hace que detenga la máquina... nadie quiere salir, todos se rindieron, una lágrima cae de mis ojos al reconocer en ellos lo inevitable e inefable; me subí al techo del bus y escale un cerro... Mis manos se llenaban de tierra, las rocas lastimaban mis piernas, sólo sabía que debía subir, subir y subir, sin mirar hacia atrás... llego a un punto plano y sigo subiendo. Ya más arriba un hombre, un verdugo estaba oculto en una casa mirando al mar... sus ropas de cuero que debajan sus partes nobles al descubierto me estremecieron de miedo, no quería ser un condenado... me sonrie y me invita a observar por la ventana, me dice que no me alcanzará porque tengo otro asunto que resolver... Tomo mi celular, llamo a esa familiar y le digo: llegaste a la casa?, ella me responde: si, estoy a punto de escapar, veo la ola a lo lejos... ¿te saco algo? y le dije... hay un bolso de supervivencia en mi habitación, tómalo, tiene comida, mantas y agua... toma también mi bokuto... podría servirte. Nos vemos. Nos vemos... Mi corazón no sabe si llorar o gritar, el verdugo guarda silencio y se aleja como testigo de muerte... Una presencia aparece... me da la espalda y yo aparezco dándole la espalda a mi yo onírico, "Esta prueba ha terminado, despierta"... sólo lo miro como si fuera una presencia conocida, pero aún no se su nombre.