Tus manos empuñando la katana bañada en sangre, la consigna nos dice que si no es saciada por la sangre del enemigo... que entonces sea la propia...
Tus manos empuñando mi cuello con una sonrisa benevolente, mis ojos pierden el sentido cuando es rodeado por tu besos, que ahora son recuerdo.
Tus manos ya no toman más las mias si no es empuñada por una espada o empuñadas en una felicitación eterna...
Tus manos son recuerdo...
Mis pasos tocan tus manos...
Veo tu cuerpo inherte en mis sueños y empuño la espada que fue tuya...
la sangre de ambos se fusiona en un dolor de la felicidad mediana pero correcta.
Tus manos ya no tocan las mías...
Mis manos tocan las tuyas en un beso que nunca pasará.
Debo confesarte, que el agua con la que limpio tus heridas es el reconocimiento de mi amor en lágrimas...
De esa apertura del alma que en esta agua me permite continuar...
Con tu sangre en mi cuerpo, con tus recuerdos en mi pecho... con tus manos...
en mis pensamientos.
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