En las montañas de azul brillante
Encierro mis manos congeladas en la lava muerta.
No entierro la espera, no rompo los relojes de viento y engranajes de asfalto,
Dame algo con que secarlo, dame un estruendo,
El silencio me mata.
Los pájaros se sofocan, la garganta se me rompe callada...
sangrando por el reloj a cuestas.
Tengo una mochila de puerta... dame una salida.
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