Ojos con ríos de sangre, pestañas cortas y malheridas…
Pegoteadas de polvo y cal.
Pelo, pelo, pelo tras pelo de aceituna machucada
Y los dientes chirriantes, llenos de comida mal tragada.
La gente me mira.
No se nota, ni se fijan
De la mirada que mata,
De las manos huesudas que encarnan la frustración de la longevidad perdida,
Por las venas corre
El hálito de los que pintan sus uñas.
La fobia a lo grotesco, es a lo que me enfrento
En el espejo cada día
No se nota, nadie te mira.
A la fealdad siempre se le corre la cara.
Mademoiselle Sophie